domingo, 12 de junio de 2011

Las puntas

Cuando pensamos en el ballet la primera imagen que se nos pasa por la mente suele ser una parecida a esta:

Pero, ¿qué son las puntas? Cuando hablas con la gente te cuenta cosas muy curiosas sobre lo que piensan que son. Hay quien piensa que están hechas de madera, hay quien piensa que te elevas sobre tus propios pies, es decir, que no llevas ningún tipo de protección, etc. Realmente, las zapatillas de punta son unas zapatillas especiales que las bailarinas con algo de práctica usan para elevarse sobre sus pies, como vemos en la imagen. Llevan un refuerzo en la zona de las puntas de los pies, endurecida con cola, aunque antiguamente las bailarinas introducían trozos de algodón en las zapatillas blandas o de media punta. Se cuenta que la primera bailarina en bailar en punta fue Maria Taglioni en el ballet La Sílfide, del que su padre, Filippo Taglioni, era coreógrafo.
Bailar en punta no es una cosa fácil. Al principio duele bastante, y es necesario que el pie esté preparado para soportar todo el peso del cuerpo; también es importante que el pie esté formado casi del todo, es decir, no empezar con las puntas a edades muy tempranas. Es normal que salgan ampollas del roce de la piel con la zapatilla. A veces las uñas se clavan en la piel porque están muy cortas, o se rompen, porque están demasiado largas. También hay veces que los pies sangran al clavarse las uñas, por las ampollas, y otras heridas que puedan surgir. Sin embargo, con el tiempo tus pies se acostumbran, y si al principio con un relevé (paso muy sencillo en el que te elevas sobre la punta de tus pies sin moverte del sitio) te dolía, con la práctica puedes hacer muchos pasos en movimiento y con un solo pie de apoyo sin que sea un gran problema. Lo importante es cuidarse muy bien los pies, para que sufran lo menos posible.
Este tipo de cosas son las que no vemos cuando vamos a una actuación. Las bailarinas tienen la cualidad de hacer que parezca fácil algo tan complejo como esto. Así, cualquier bailarina en punta parece más etérea en inalcanzable de lo que parecería si no las llevara.